Segundo Fernández, en Nativa
Segundo Fernández, maestro, luego inspector de escuelas en los territorios patagónicos, se ocupó de estudiar las lenguas indígenas. En 1936-37 protagonizó con Lehman-Nitsche una polémica sobre el verdadero significado de Maquinchao. Aunque Claraz ya había recogido, en 1865, el origen gununa-iájech de la palabra, posteriores interpretaciones aportadas por habitantes de la región y derivadas del mapudungun habían confundido a los estudiosos y viajeros. Fernández, en una conversación con Jesualdo, maestro y escritor uruguayo, publicada en la revista Nativa nº 134 de 1936, aclara aquí lo que hoy es aceptado por los investigadores. En notas posteriores, Lehmann-Nitsche coincidía con su interpretación.
…que los visitantes apurados, aunque “ilustres” cometan esos errores de apresuramiento siempre posibles y numerosos, es un poquito menos perdonable. Pero inexplicable cuando ello sucede a toda una autoridad en la materia como lo es indudablemente el Dr. Pablo Groeber (perteneciente a la G.A.E.A. Sociedad General de Estudios Geográficos) y autor de la valiosa obra “Toponimia Araucana”. Veamos el estudio de una voz: “Maquinchao, véase Mari-kiñe-chao: paraje y estación del Ferrocarril de San Antonio al Nahuel Huapi. He sido informado por el indígena Millián que frecuenta aquella región que el nombre verdadero no era maquinchao sino mari-kiñe-chao, lo que significa once padres, mari diez, mari-kiñé once, chao padre, voces del araucano.”
Esa su primera versión puede ser tan valedera como esta otra, en lo que respecta a la primera denominación: Maquinchao, según un indio consultado, es un animalito de agua más chico que el sapo, pacargua; pero no la rana, llengui. En Chile vive en los menucos (pozos de agua de denominación generalizada en la Patagonia) y lo come la gente de allá que le llama coihuilla. Y en cuanto a la segunda versión tal vez fuera tan valedera la de mari-chao, diez padres, pues según otro indio versado cuando un niño adulterino tiene más de un padre se le dice quiñé-ñuqué-mari-chao o simplemente mari-chao, tanto que hasta tiene frase hecha para cuando retan a un niño desobediente al decirle: werdá-marichao, werdá, malo, ordinario, de origen dudoso…
Desde luego que estas versiones –como ninguna primera impresión- satisfacen mi conocimiento, sigo estudiando la voz. Aparece esta otra probabilidad, entonces. Maquinchao puede provenir de la corrupción del vocablo maquin-trehuá, me adoctora otro indio y que explica gráficamente que quiere decir que “tiene el pálpito que viene un perro” y en este caso maquin-chao “el pálpito que viene el padre”, mejor dicho el presentimiento. A este indio le explico la versión de mari-kiñé-chao del Dr. Groeber. El indio se sonrió, bajo la cabeza y entreví la picardía del término que corresponde sin duda alguna al nuestro castizo, tan comúnmente usado por Cervantes, de “hijo de p…”. Y siguiendo en este tren de corrupción aun puedo significarle que puede ser maquin-chewá , muchos perritos chicos, como asegura otro de mis diccionarios…
- ¿Y finalmente? Le digo por sacarlo del despliegue de voces y poder concretar algo para mi nota…
- Aseguro que no es voz araucana, ni tehuelche, sino pampa o guenayahech y el lugar correctamente denominado es Maguinchao y quiere decir invernada, lugar donde se invernan animales. Y es evidente que la región geográficamente responde a ese concepto toponímico, pues es un cañadón pastoso a donde bajaban los indios a invernar…
Y el inspector Fernández asegura con satisfacción todas las contrariedades y el tiempo que hubo que cumplir para llegar a la concreción final que él asegura indiscutible.
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